
Terrorífico domingo. Desde las 11 de la mañana hasta las 6 de la madrugada. 19 horas seguidas sin parar. Inhumano. ¿De trabajo? Qué va! De sillon-ball! Motociclismo, tenis, fútbol, fórmula 1 y baloncesto. La Santísima Trinidad del deporte español (Nadal, Alonso y Gasol) aderezado con una pizca de Pedrosa y una salsita de balompié europeo, que siempre se agradece.
El caso, es que al llegar a las 3 de la madrugada, entre las cervezas consumidas, las horas de televisión y el olor a encerrado de tu piso de estudiante (mamá, qué es una fregona?), el dolor de cabeza es considerable y se hace duro estar otras tres horas ante la caja tonta para ver el Celtics-Lakers de las finales de la NBA.
Menos mal que los americanos son los listos del negocio. Showtime.
Para empezar los spots que meten entre pausa y pausa. Brutales. Ni lavadoras, ni supermercados, ni chorradas por el estilo. Mujeres, coches, baloncesto. Mujeres, baloncesto. Mujeres. Mujeres. Así se mantiene despierto al personal.
Después tenemos el tema público. Todos con camisetas blancas y letras en fondo verde con la frase: "Beat L.A". Y todos gritando como locos: defensa! defensa! defensa!, mientras las camisetas se mueven al compás de los brazos. Y te fijas. Beat L.A. Y sigues Beat L.A. Y totalmente entregado, vuelves a leer. Beat L.A....Adidas.
Y por último tenemos la traca final. Los árbitros. Hago un mate espectacular? Qué más da que cometa pasos. Todo sea por el espectáculo. Hago un tapón espectacular? Qué más da que le abra la muñeca a mi rival. Todo sea por el espectáculo. Le pego una patada a una silla. Que más da. Todo sea por el espectáculo. Que el descanso dura cinco minutos más de lo previsto? Que más da. Todo sea por el espectáculo. Todo es espectáculo. Todo es negocio.

Lo que oyen. Danger! España está en peligro. No. No es la tortilla de patatas, ni la tuna, ni el tapeo, ni los toros, ni el mus, ni el jamón, ¡No! Está en peligro lo más sagrado, ¡la siesta!
